Un año más, Germina ha reunido más de 200 profesionales y expertos para tratar un tema monográfico en sus VII Jornadas de Maltrato Infantil y Juvenil. El tema en esta ocasión ha sido el trauma y el suicidio juvenil. Dos ponencias han centrado el eje central de este encuentro con interesantes reflexiones sobre las causas, el tratamiento y las consecuencias de esta cuestión de estricta actualidad de acuerdo con las cifras que indican un aumento de los intentos de suicidio entre los y las jóvenes.
El psicólogo clínico Francisco Villar ha apuntado que “para considerar suicidio hace falta que sepamos que una persona tenga el deseo de poner fin en su vida y esto ya nos obliga a intervenir” y ha añadido que la mejor manera de prevenir “es preguntar desde la competencia de cada uno de nosotros. Lo ha hecho en una ponencia bajo el título “Prevención de la conducta suicida al menor, al alcance de todo el mundo” en que ha añadido que los factores esenciales del suicidio en los y las jóvenes y adolescentes están relacionados “con el dolor, la esperanza, la vinculación con el entorno y la capacidad de suicidio” y por eso “”el que hace falta es que los que trabajamos con jóvenes evitamos el dolor, damos esperanzas, contribuimos a la vinculación y reducimos sus capacidades para suicidarse”. Francisco Villar ha dado consejos a los y las profesionales para generar entornos seguros tanto en la prevención como en la intervención cuando detecten una conducta suicida y ha asegurado que “el más importante es crear redes de protección y vinculación con familiares, amigos y escuela que puedan apoyar a adolescentes y jóvenes y cuidar esta red”, y ha concluido “los gestos son muy importantes. Las personas en riesgo de suicidio normalmente piensan que no importan a nadie y que son una carga. Los tenemos que mostrar interés, es la mejor forma de prevenir el suicidio porque contradice sus impresiones. Las familias y las escuelas son la solución cuando trabajan juntas”.
Por su parte Nuria Iturbe, psicóloga forense, ha enfocado su exposición “Como preservamos la infancia y la adolescencia en casos de riesgo” en la prevención: “La respuesta judicial no puede ser la única que ofrecemos en los casos de infancia en riesgo. El 70% de abusos sobre la infancia no llegan a los juzgados o no progresan por falta de pruebas bastante sólidas” y añade que es fundamental “trabajar con las familias para que puedan detectar los indicadores de los abusos, evitar la confrontación con el agresor para evitar males mayores y ofrecer acompañamiento emocional. El que buscamos es que finalmente se pueda tener indicadores solventes por la vía judicial y con las menores consecuencias por los entornos afectivos de las víctimas”. Iturbe también ha abundado en el tratamiento de adolescentes cuando muestran elementos de riesgo ante el suicidio y en la línea del que ha afirmado Villar ha defendido que «siempre tienen que encontrar respondidas concretas. El peor que puede encontrar una persona es la indiferencia y sensación de abandono. Cuando un adolescente verbaliza una intención de tomarse la vida está buscando acompañamiento”, y ha concluido “las diferentes estrategias que basura tienen que ponderar todos los riesgos en el entorno”.